Conversamos con las colegas Estefanía Panizza, residente en
el Gutiérrez y María Victoria Gutiérrez,
concurrente en el Tornú, que vino acompañada de su panza con hija en camino.
Un rato disfrutamos de la lluvia y otro rato nos pusimos
unos metros a salvo de las gotas. Mientras cada uno disfrutaba de su cerveza,
jugo y/o gaseosa, nos enteramos de que el Tornú es un hospital abierto y
flexible en casi todas sus actividades y maneras de pensar, especialmente en
cuanto a la concurrencia. Que elegir un hospital general, como el Tornú
posibilita mayor trabajo interdisciplinario y que lo que más le impactó a María
Victoria al comienzo fue la complejidad de los pacientes, que no solo
ostentaban su diagnóstico, sino que las dificultades sociales hacían más
compleja la escena.
Nos enteramos también que el tercer año de la residencia se
trata de hacer una rotación en otro hospital y que esa rotación puede ser en el
exterior. Estefanía viajó tres meses a Barcelona y volvió enriquecida con un
gran pantallazo del modo en que piensan la clínica en Europa. Ojalá fuera de otro
modo, pero nos contó que tanto el contacto como los costos para esta
experiencia estuvieron enteramente a su cargo. No obstante, no está de más saber
que se puede ahorrar para hacer un viaje así.
Supimos también que una de las mayores dificultades del
comienzo en el Gutiérrez fue acostumbrarse a un lenguaje que incluía en gran
parte términos médicos, para los cuales, por suerte el hospital está previendo
armar un espacio de formación para que ese trance sea más llevadero.
Anotamos también que existe una revista hecha por
profesionales de la salud en formación que se llama Clepios y que saca tres
números por año.
¡Muchísimas gracias a Estefanía Panizza, María
Victoria Gutiérrez y a La Vieja Guarida
por la buena onda de siempre!
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